Mis proyectos se nutren de prácticas de campo donde estudio las irregularidades físicas de mi entorno y el conjunto de relaciones que existen en él. Esta es la ocasión para acercarme al fenómeno de la noche. Al caer la oscuridad el paisaje es sometido a cambios en relación con la reflexión de luz y su incidencia en la percepción del color, de las sombras puede nacer el miedo y lo indeterminado, los mitos y leyendas que brotan de la oscuridad envolviendo el subconsciente y transformando la forma como se percibe el paisaje, las singularidades que evocan la pasividad en la oscuridad permiten la contemplación directa de la naturaleza, fenómenos como la neblina o la luna y las estrellas se traducen en el ojo a través de formas geométricas como acto natural del hombre para apropiarse del paisaje.
Conticinio es un momento de la noche, de calma absoluta donde las formas de la naturaleza están en completo silencio, los paisajes nocturnos que resultaron de este proyecto fueron producto de una asociación distintiva de formas a través del lenguaje de la noche como laboratorio creativo, se extrajeron algunas de sus características físicas para construir una serie de piezas que captaran la esencia de la noche a través del color, la forma y la disposición en el espacio. Estos paisajes deshabitados materializan un fenómeno cíclico y lo detienen en el tiempo, de modo que el espectador pueda enfrentarse y establecer algún tipo de vínculo determinado por su experiencia para armar su propio lenguaje de formas visuales, trato de rescatar lo cotidiano de este fenómeno dentro del paisaje.